jueves, 15 de diciembre de 2016

GRACIAS



No era necesario hacer este proceso de agradecido recuerdo para darte las gracias, no era necesario. Esa palabra siempre estuvo en mi boca hacia ti.
En cualquier caso, me ha permitido plasmar y leerles a otras personas cosas que durante todo este tiempo no dejan de pulular por mi cabeza. Parece que intentaran salir como puyitas abriéndose camino entre mis sesos…
Decir GRACIAS sería suficiente, lo sabes, pero quiero desmenuzar esa palabra hasta hacerla añicos.
Te doy las gracias por cada momento vivido junto a ti. Por haber sido mi maestro, mi guía para tantas cosas. Fuiste, eres, mi primer y único amor. Contigo descubrí lo que era estar enamorada, lo que era el buen sexo, lo que era crear una familia…gracias por ello.
Te agradezco cada beso que me diste de forma furtiva mientras yo dormía y tú tenías uno de esos interminables insomnios.
Te doy las gracias por las veces que dijiste que lo único que querías era que yo fuese feliz. Te honro por ello y prometo serlo, no ahora, ni quizás mañana, pero si más adelante, cuando esta tormenta pase y los nubarrones me dejen ver la luz.
Te doy las gracias por los amigos que hicimos juntos, ellos también te echan tanto de menos…!.
Te doy las gracias por cada regalo material que me hiciste porque sabías que era algo que me iba a gustar, sorprender o ilusionar. El anillo siempre lo llevo puesto, junto con la alianza, esa que nos prestaron para la ceremonia, que nunca usé, pero que ahora tengo la necesidad de llevarla siempre conmigo.
Te agradezco cada vez que me quitaste la preocupación después de mis problemas en el trabajo diciendo que “el dinero sólo es dinero”. Cuanto me ha servido esa creencia desde entonces!.
Te agradezco cada momento de cuidado que tuviste durante mi enfermedad, cómo me diste fuerza, cómo mostrabas alegría y optimismo aunque se que en el fondo estabas muerto de miedo.
Te doy las gracias por cada momento de ánimo que me has dado cada vez que estaba triste o preocupada.
Gracias por los días de playa sin playa. Por tus comidas, mientras que los demás disfrutábamos del mar y la arena.
Gracias por los libros que has leído, por tus recomendaciones, por tu sabiduría.
Gracias por las mañanitas de sábado, de sol, libro y terraza.
Ahora que no te tengo físicamente, te agradezco la fuerza, la energía, el AMOR que me transmites en cada momento del día, de la noche…GRACIAS!.

(Fotografía de Eikoh-Hosoe)

jueves, 17 de noviembre de 2016

VIVAMOS, Y QUE PASE LO QUE TENGA QUE PASAR

Hace unos días me sorprendí a mí misma diciendo una frase que desde entonces no me deja de angustiar:”la mierda de vida que me ha tocado vivir…”.
Hoy, al ver la frase del título en uno de los muchos mensajitos que te llegan a través de las redes sociales, he tenido la necesidad de escribir esto.
Esta pasada semana se han cumplido once meses desde que descubrí lo que es sufrir. Pero también veinte años desde que nació mi peque. Dos efemérides que me provocan sentimientos encontrados, emociones contradictorias, lágrimas de pena y alegría, de amor por ambos.
Viéndola, tan bella, escuchándola, tan seria, es como verlo a él. Cómo dos personas pueden parecerse tanto. A cada cosa que digo, sé lo que él respondería y entonces lo hace ella.
Mi vida ha cambiado, sí; para mal, sí; pero no es una mierda.
Agradezco, agradezco lo que tengo, a pesar de todo, del dolor, de la incertidumbre y la rabia que a las tres nos provoca esta ausencia sin sentido, esta pérdida absurda que no tocaba…
Me siento como después de un parto, esperando y trabajando para que cada parte de mi cuerpo vuelva a su sitio, se reajuste y empiece a funcionar con normalidad.
Felicidades pequeña…!



jueves, 3 de noviembre de 2016

FELICIDAD: VIVIR EN LA ESENCIA




“Cuentan que un caminante llegó a un cementerio en las afueras de un pueblo. La puerta de bronce del cementerio estaba abierta, así que decidió entrar y dar una vuelta para conocerlo. El sitio era her­moso, lleno de flores y jardines bien cuidados.
Cuando se acercó a la primera tumba, la lápida tenía grabado el siguiente mensaje: «Abdul Tareg vivió ocho años, seis meses, cin­co semanas y tres días». La persona se entristeció, pues pensó en la tragedia que la familia tuvo que haber pasado al perder un niño tan pequeño.
Luego se acercó a la siguiente tumba y leyó: «Yamir Kalib vi­vió cinco años, ocho meses, tres semanas y un día». Pensó: «¿Otro niño?». No podía comprenderlo. A continuación dio una mirada rá­pida a todo el cementerio y descubrió que todas las tumbas tenían grabadas edades que no pasaban de los 12 años. La persona estaba golpeada emocionalmente.
¿Qué tipo de desastre tenía que haber pasado en este pueblo para que murieran tantos niños? ¿Qué tipo de maldición tenía? ¿Valía la pena visitarlo? El guardián del cementerio, acostumbrado a las reac­ciones de los forasteros ante las tumbas, se le acercó y le aclaró: «En nuestro pueblo tenemos una costumbre: a los 15 años todo joven recibe de sus padres una libreta para apuntar todos los momentos en que realmente fue feliz. Al morir, se suman los momentos de la libreta en que la persona fue feliz y se inscriben en la lápida. Aquí creemos que el verdadero tiempo vivido es el tiempo en que fuimos felices»”.

Osadamente me atrevo a hablar de felicidad y del significado que tiene para mí. La FELICIDAD significa, vivir en la esencia, siendo yo misma el cambio que quiero en el mundo. Desde que nacemos, estamos alejándonos de esa semilla que fuimos, enajenándonos de nuestra esencia.
Para mí, los principales rasgos que definen ese yo verdadero, nuestra verdadera naturaleza, son: la autenticidad, el desapego, el coraje, la inocencia y el amor incondicional.
Somos auténticos cuando nos valoramos sin esperar que los demás lo hagan. Si yo no me reconozco, busco el reconocimiento en los demás. Ser auténtico significa empezar a valorarte por lo que eres, por el SER que soy. ¿Por qué, en lugar de preguntarnos si hay vida después de la muerte, no deseamos que haya vida, antes de la muerte?.
¿Qué pensarías si dijera que el apego destruye las relaciones humanas?. Si hay apego, no hay AMOR, por mucho que nos hayan hecho creer lo contrario. Cuando ME amo, aprendo a ser feliz por mi misma, por mi mismo, sin estímulos externos. Para entenderlo, debemos mirar con perspectiva y entonces veremos que, cuanto más desapegado estás de alguien, más lo amas. Si vivimos desde el desapego, ninguna pérdida puede dañarte por perder lo que nunca fue nuestro, sólo nos queda dar las gracias por el tiempo compartido: GRACIAS.
¿Cuántas cosas dejamos de hacer por miedo, cuantas hacemos por miedo?. Intentamos buscar la seguridad absoluta, pero cuando vivimos desde nuestra esencia, conectamos con el coraje. Si confías en ti, si crees en ti, ves lo que es verdaderamente valioso para ti y tomas decisiones para honrarlo. Nos pasamos la vida queriendo ser como los demás: tan lista como fulanita, tan guapa como menganita, tan graciosa como cetanita…pero cuando somos capaces de tomar nuestras propias decisiones, estamos “matando al referente”, me estoy diciendo, confío en mi y en la vida, entiendo que lo único que tengo es lo que nadie me puede arrebatar, todo lo demás es prestado.
Como dice B. Villaseca, “la inocencia es el estado del alma libre de culpa”. Estamos demasiado acostumbrados a negar nuestra parte de responsabilidad personal, pero cuando conectamos con la esencia vemos cual es esa parte de responsabilidad y somos capaces de perdonarnos para liberarnos de la CULPA: lo hago, lo hice, lo mejor que se. Nadie me hace daño sin mi consentimiento, entiendo que “la mejor defensa no es un buen ataque, es no sentirse atacado”.
En definitiva, cuando somos capaces de amarnos a nosotros mismos, descubrimos que nosotros somos la fuente de la felicidad. Lo que das y lo que entregas, te lo das y te lo entregas. Cuando no me quiero, desarrollo una personalidad para que me quieran los demás, me invento un personaje; pero cuando conectamos con nosotros mismos llegamos al fin último que es el AMOR INCONDICIONAL a ti mismo.


viernes, 28 de octubre de 2016

CUANDO DOS TETAS NO VALEN MÁS QUE DOS CARRETAS




Por enésima vez he tenido que disculparme ante el cirujano plástico diciendo que no quiero parecer frívola.

Si tienes tetas pequeñas y aun así hay espacio para la enfermedad, ¿me pueden explicar qué hay de malo en intentar sacarle rédito a lo que me está pasando?.

Pero si ya estás curada, ¿que más quieres?. Pues mire doctor, quiero tener una tallita más, preferiblemente que sean iguales e incluso recuperar mi pezón.

¿Tan difícil es entender que la verdadera sanación, la sanción completa llega cuando cada una de nosotras sentimos que así ha sido?.

Y es que sanar es diferente a curar. Como dice la doctora Chistiane Northrup, en su libro, “Cuerpo de mujer. Sabiduría de mujer”, la curación es el restablecimiento del funcionamiento físico, mientras que la sanación solo se consigue cuando logramos reponer las piezas que nos faltan, ya sean emocionales o físicas.

Mi amiga Mara León lleva más de un año, a través de su “Proyecto 730”, reivindicando que la sanidad de prioridad a la reconstrucción mamaria después del cáncer de mama. 730 días es la media que tienen que esperar las mujeres para que esa reconstrucción sea posible.

Y es que,  mujeres que pasamos por una experiencia como esta, solo podremos comenzar a sanar nuestra vida cuando comencemos a valorar nuestro cuerpo, honrarlo y respetarlo en lugar de sentirnos victimas de él.

 ¿Señor doctor, todavía cree que soy una frívola?.


jueves, 20 de octubre de 2016

“DEJAR DE RENACER, PARA SER”




Cuando le dijeron que ella vivía en su “zona de confort”, no daba crédito a las palabras que acababa de oír. ¿Confort?, pero si toda mi vida es un ir y venir sin parar, haciendo miles de cosas a la vez, trabajando, estudiando, criando a los hijos, llevándoles a una y mil actividades e intentando siempre ser la compañera perfecta para el marido, la amiga más solícita,  la vecina más servicial, la empleada más eficiente. ¿Qué narices de confort es este?.
Cuando en alguno de los cursos que hacía sin parar, o en alguna de las reuniones a las que asistía regularmente para reivindicar los derechos de las mujeres, salvar El Amazonas o impedir que  cerraran el refugio de perros que estaba cerca de su casa, alguna mujer la felicitaba y le preguntaba cómo podía con todo, ella sentía una especie de regusto agridulce y le encantaba completar la información y añadir que, además, hacía Pilates tres tardes a la semana y salía a correr los martes y los jueves. ¿Confort?, ¿Qué narices de confort es este?.
A medida que los hijos crecían y tenían una clara independencia a la hora de salir de casa o moverse por la ciudad, las tardes se alargaron. Ya no era suficiente el Pilates o salir a correr: “no me lo puedo permitir”. Tenían que seguir necesitándola. Ellos no sabrán qué tienen que estudiar, cómo divertirse o qué amigos tener. Me tengo que preocupar…¡son tan inmaduros!. ¿Zona de confort?, ¿qué narices de confort?, ¡pero si la crianza nunca se acaba¡.
Se manejaba bien. Sufría, se angustiaba y renacía como un ave fénix que volvía a recoger entre sus alas los pedacitos de cielo.
Los quiebres que tuvo en la vida la zarandearon como a un junco que vuelve irremediablemente a su esbeltez para seguir siendo independiente, orgulloso y firme.
Pero cuando pasó aquello, eso que ella nunca podía esperar, para lo que no estaba preparada, para lo que nadie en este mundo puede estar preparado. El orgullo, la independencia y la firmeza quedaron mermados. Sufrió, lloró, sintió ira hacia los culpables, no podía dormir. Padeció infinitas noches de insomnio. El insomnio, enemigo del cuerpo y aliado del alma. Durante esas largas noches tomó conciencia de lo que su vida había sido en realidad. De lo mucho que estudio y lo poco que aprendió. De cómo durante tanto tiempo se manejó en un mundo del que nunca se atrevió a salir.
Ahora era el momento de saltar, de atreverse a sumergirse en la zona mágica de no retorno.
Descubrió que salir de ese círculo era maravilloso, pero antes había que tener conciencia de que estamos en él. Si no podemos solos, no pasa nada por pedir ayuda…¡no pasa nada por PEDIR!.

Y cuando dio el gran salto, pudo volver a donde siempre había estado, pero sólo a recoger sus herramientas más preciadas, aquellas que tanto le habían servido: la paciencia, el tesón, la capacidad de trabajo, la comprensión, el ocuparse, y sobre todo, el AMOR. 

miércoles, 19 de octubre de 2016

¡¿QUÉ MÁS TIENE QUE PASAR?!




Parece que el universo se empeña a veces, supongo que al azar, de seleccionar un grupo de “elegidos” y experimentar hasta donde son capaces de llegar en sus penurias.
Cuando dos años pueden ser dos siglos, cuando tienes la sensación de que todo estaba previsto, de que se trata de un juego macabro donde a ti, si haberlo solicitado, te ponen como protagonista, es muy difícil aceptar, vivir, tener ganas…y aún así, vete tú a saber por qué, ahí estoy, levantándome cada día, comiendo, moviéndome y hasta sonriendo algunas veces. Misterios de la naturaleza!!!.
Nunca me han gustado los “días de…”, y hoy, “día del cáncer de mama” -como si hubiera algo que celebrar…investiguen y dejen ya de decir pamplinas-, no iba a ser menos.
Para mí el cáncer es, una cosita más. No gira mi vida en torno a él, aunque precisamente ahora estoy “con los puntos a flor de piel”, después de la última cirugía.
Yo, que soy mucho de delegar, delego en los científicos la investigación, en las farmacéuticas la accesibilidad a los medicamentos sin discriminación, en los (las) terapeutas el acompañamiento respetuoso, personalizado y sin prejuicios a quien lo necesite, en los médicos la ayuda a la curación- no la curación, esa es mía-, en mis amigos/as el amor incondicional hacia mí, en mi familia, la paciencia infinita…De este modo yo, sólo tendré que ocuparme de mí y de mi duelo.
Si dios existiera, me cobijaría –o cagaría- en él, pero no…, y es que el universo se ha empecinado en que yo, sea una de esas elegidas.

Bienvenida de Al Pairo



Dicen los expertos en náutica que, "poner un barco al pairo, consiste en mantener la posición del buque estática respecto del fondo. Si el viento o las corrientes están en calma, la cosa es sencilla: pero cuando las condiciones son de temporal, significa mantener proa al oleaje con poco trapo - poca superficie de velas al viento - esto compensa el efecto del abatimiento".

Esto es lo primero que os quiero decir, para los que no lo sepan, de donde viene ese nombre.
Cuando lo decidí, decidimos, pensaba que ya había pasado lo peor, y no podía ni imaginarme que lo malo, lo cruel, lo realmente trágico, estaba por llegar. Al día siguiente descubrí lo que realmente es sufrir...
Han tenido que pasar diez meses para que me atreva mínimamente a retomar esta encomienda, y lo hago por mi, pero también por ti. Quiero que todo fluya tal y como tú lo dejaste...