viernes, 28 de octubre de 2016

CUANDO DOS TETAS NO VALEN MÁS QUE DOS CARRETAS




Por enésima vez he tenido que disculparme ante el cirujano plástico diciendo que no quiero parecer frívola.

Si tienes tetas pequeñas y aun así hay espacio para la enfermedad, ¿me pueden explicar qué hay de malo en intentar sacarle rédito a lo que me está pasando?.

Pero si ya estás curada, ¿que más quieres?. Pues mire doctor, quiero tener una tallita más, preferiblemente que sean iguales e incluso recuperar mi pezón.

¿Tan difícil es entender que la verdadera sanación, la sanción completa llega cuando cada una de nosotras sentimos que así ha sido?.

Y es que sanar es diferente a curar. Como dice la doctora Chistiane Northrup, en su libro, “Cuerpo de mujer. Sabiduría de mujer”, la curación es el restablecimiento del funcionamiento físico, mientras que la sanación solo se consigue cuando logramos reponer las piezas que nos faltan, ya sean emocionales o físicas.

Mi amiga Mara León lleva más de un año, a través de su “Proyecto 730”, reivindicando que la sanidad de prioridad a la reconstrucción mamaria después del cáncer de mama. 730 días es la media que tienen que esperar las mujeres para que esa reconstrucción sea posible.

Y es que,  mujeres que pasamos por una experiencia como esta, solo podremos comenzar a sanar nuestra vida cuando comencemos a valorar nuestro cuerpo, honrarlo y respetarlo en lugar de sentirnos victimas de él.

 ¿Señor doctor, todavía cree que soy una frívola?.


jueves, 20 de octubre de 2016

“DEJAR DE RENACER, PARA SER”




Cuando le dijeron que ella vivía en su “zona de confort”, no daba crédito a las palabras que acababa de oír. ¿Confort?, pero si toda mi vida es un ir y venir sin parar, haciendo miles de cosas a la vez, trabajando, estudiando, criando a los hijos, llevándoles a una y mil actividades e intentando siempre ser la compañera perfecta para el marido, la amiga más solícita,  la vecina más servicial, la empleada más eficiente. ¿Qué narices de confort es este?.
Cuando en alguno de los cursos que hacía sin parar, o en alguna de las reuniones a las que asistía regularmente para reivindicar los derechos de las mujeres, salvar El Amazonas o impedir que  cerraran el refugio de perros que estaba cerca de su casa, alguna mujer la felicitaba y le preguntaba cómo podía con todo, ella sentía una especie de regusto agridulce y le encantaba completar la información y añadir que, además, hacía Pilates tres tardes a la semana y salía a correr los martes y los jueves. ¿Confort?, ¿Qué narices de confort es este?.
A medida que los hijos crecían y tenían una clara independencia a la hora de salir de casa o moverse por la ciudad, las tardes se alargaron. Ya no era suficiente el Pilates o salir a correr: “no me lo puedo permitir”. Tenían que seguir necesitándola. Ellos no sabrán qué tienen que estudiar, cómo divertirse o qué amigos tener. Me tengo que preocupar…¡son tan inmaduros!. ¿Zona de confort?, ¿qué narices de confort?, ¡pero si la crianza nunca se acaba¡.
Se manejaba bien. Sufría, se angustiaba y renacía como un ave fénix que volvía a recoger entre sus alas los pedacitos de cielo.
Los quiebres que tuvo en la vida la zarandearon como a un junco que vuelve irremediablemente a su esbeltez para seguir siendo independiente, orgulloso y firme.
Pero cuando pasó aquello, eso que ella nunca podía esperar, para lo que no estaba preparada, para lo que nadie en este mundo puede estar preparado. El orgullo, la independencia y la firmeza quedaron mermados. Sufrió, lloró, sintió ira hacia los culpables, no podía dormir. Padeció infinitas noches de insomnio. El insomnio, enemigo del cuerpo y aliado del alma. Durante esas largas noches tomó conciencia de lo que su vida había sido en realidad. De lo mucho que estudio y lo poco que aprendió. De cómo durante tanto tiempo se manejó en un mundo del que nunca se atrevió a salir.
Ahora era el momento de saltar, de atreverse a sumergirse en la zona mágica de no retorno.
Descubrió que salir de ese círculo era maravilloso, pero antes había que tener conciencia de que estamos en él. Si no podemos solos, no pasa nada por pedir ayuda…¡no pasa nada por PEDIR!.

Y cuando dio el gran salto, pudo volver a donde siempre había estado, pero sólo a recoger sus herramientas más preciadas, aquellas que tanto le habían servido: la paciencia, el tesón, la capacidad de trabajo, la comprensión, el ocuparse, y sobre todo, el AMOR. 

miércoles, 19 de octubre de 2016

¡¿QUÉ MÁS TIENE QUE PASAR?!




Parece que el universo se empeña a veces, supongo que al azar, de seleccionar un grupo de “elegidos” y experimentar hasta donde son capaces de llegar en sus penurias.
Cuando dos años pueden ser dos siglos, cuando tienes la sensación de que todo estaba previsto, de que se trata de un juego macabro donde a ti, si haberlo solicitado, te ponen como protagonista, es muy difícil aceptar, vivir, tener ganas…y aún así, vete tú a saber por qué, ahí estoy, levantándome cada día, comiendo, moviéndome y hasta sonriendo algunas veces. Misterios de la naturaleza!!!.
Nunca me han gustado los “días de…”, y hoy, “día del cáncer de mama” -como si hubiera algo que celebrar…investiguen y dejen ya de decir pamplinas-, no iba a ser menos.
Para mí el cáncer es, una cosita más. No gira mi vida en torno a él, aunque precisamente ahora estoy “con los puntos a flor de piel”, después de la última cirugía.
Yo, que soy mucho de delegar, delego en los científicos la investigación, en las farmacéuticas la accesibilidad a los medicamentos sin discriminación, en los (las) terapeutas el acompañamiento respetuoso, personalizado y sin prejuicios a quien lo necesite, en los médicos la ayuda a la curación- no la curación, esa es mía-, en mis amigos/as el amor incondicional hacia mí, en mi familia, la paciencia infinita…De este modo yo, sólo tendré que ocuparme de mí y de mi duelo.
Si dios existiera, me cobijaría –o cagaría- en él, pero no…, y es que el universo se ha empecinado en que yo, sea una de esas elegidas.

Bienvenida de Al Pairo



Dicen los expertos en náutica que, "poner un barco al pairo, consiste en mantener la posición del buque estática respecto del fondo. Si el viento o las corrientes están en calma, la cosa es sencilla: pero cuando las condiciones son de temporal, significa mantener proa al oleaje con poco trapo - poca superficie de velas al viento - esto compensa el efecto del abatimiento".

Esto es lo primero que os quiero decir, para los que no lo sepan, de donde viene ese nombre.
Cuando lo decidí, decidimos, pensaba que ya había pasado lo peor, y no podía ni imaginarme que lo malo, lo cruel, lo realmente trágico, estaba por llegar. Al día siguiente descubrí lo que realmente es sufrir...
Han tenido que pasar diez meses para que me atreva mínimamente a retomar esta encomienda, y lo hago por mi, pero también por ti. Quiero que todo fluya tal y como tú lo dejaste...